Visita a La Rioja

Este fin de semana hemos hecho una pequeña visita a La Rioja, que merece mi primera entrada en el blog.

Aunque la degustación enológica comenzó en Madrid, el viernes por la noche. Ese día, Cristina y Jesusín nos invitaron a cenar en su casa. Tenían reservadas para la ocasión dos botellas de Leukade, con una "pequeña" diferencia: uno de los vinos había envejecido en barrica de roble francés y el otro, en barrica de roble americano. Nunca, hasta ese día, me había parado a pensar en las notas que imprime uno u otro tipo de madera a los vinos. Pero la verdad es que, tras oler y probar, no es muy difícil diferenciarlos. El roble francés hace que el vino sea mucho más armonioso y redondo, tanto en nariz como en boca, con toques muy suaves. El americano, por su parte, deja al descubierto más toques de madera propiamente dichos, es algo más punzante en nariz y fuerte en boca. (Descripción demasiado somera para un tema tan complejo, pero mi paladar no da para mucho más de momento, espero ir mejorando).

En cualquier caso, buena calificación por mi parte para este vino. Y una gran idea comercializarlo en pares para comparar los matices de los tipo de roble, sobre todo por los beneficios que les reportará.

El sábado por la mañana salimos hacia La Rioja. A las 12 en punto estábamos haciendo el check in en el hotel Villa de Laguardia, en Laguardia, como es de imaginar. Un sitio muy recomendable, la verdad. Habitación acogedora y bonita, SPA con tratamientos de vinoterapia (que no utilizamos) y muy buen desayuno.

Fuimos después a Logroño, donde, además de ver la ciudad, desgustamos algunos vinos y muy buenos pinchos. Es curiosa la calidad de un vino cosechero por 0,70€, la verdad es que muy buena relación calidad-precio. Los pinchos cumplieron con las expectativas totalmente.

Por la tarde visitamos la famosa bodega de Marqués de Riscal, en Elciego:

Además del impresionante edificio, diseñado por el arquitecto Frank Gehry, llaman la atención las inmensas salas llenas de barricas (la mayoría de roble americano, por cierto) y las cuevas del s.XIX.

Al final de la visita, cata de un par de vinos: un Blanco Rueda Verdejo 2009, que deja bastante que desear, para mi gusto. Color amarillo pajizo. Bien en nariz, con tonos típicos del verdejo: piña y frutos tropicales (aunque a mí me olía también a caramelo de fresa) pero se queda corto en boca, con una intensidad baja. El segundo fue un tinto, Reserva 2005, bastante mejor. Color cereza. Olor a madera y fruta madura. Intensidad media en boca, no muy ácido y bastante redondo. Un vino recomendable para mi gusto.

El domigo, visita a otra bodega: CVNE. En parte, muy similar a la del día anterior, ya que las explicaciones que dan se parecen bastante. Cabe destacar la inmensidad de la Nave Eiffel, sin ninguna columna que la sostenga, simplemente, cuatro paredes. Pero lo que más me llamó la atención de esta bodega fue el cementerio, mucho más accesible y visible que el de Marqués de Riscal y realmente impactante por el polvo y moho que acumula.

Y otros dos vinos a catar. El blanco no me gustó nada: Monopole 2009. Color amarillo pálido, poco olor y casi nada de sabor. No es recomendable, desde luego. El tinto: Cune Crianza 2007. Color cereza. Olor intenso a frutos rojos. Intensidad media en boca y buena acidez.

Y el domingo por la tarde, vuelta a Madrid con un buen saborde boca, la verdad.