domingo, 27 de marzo de 2011

Visita a Finca Constancia


Ayer fuimos de visita con el grupo de cata a la bodega que el Grupo González Byass tiene en Otero (Toledo).

La bodega es conocida por su vino de Jerez Tio Pepe, pero cuenta con otras en diferentes DOs de España
A poco más de una hora de Madrid está la Bodega Finca Constancia. Precedida de una amplia extensión de viñedo, encontramos un edificio moderno, que combina los tres materiales básicos en la elaboración del vino: el acero inoxidable de los depósitos, la madera de las barricas y el cristal de las botellas.
La finca cuenta con seis variedades tintas: Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Graciano, Cabernet Franc, Syrah y Petit Noir; y tres variedades blancas: Verdejo, Sauvignon Blanc y Chardonnay.


Respecto al catálogo de vinos, cuenta básicamente con dos líneas diferenciadas: Altozano (vendimia mecánica) y Finca Constancia (vendimia manual). Este último cuenta con un crianza con 6-8 meses de barrica y un vino especial, Finca Constancia Parcela 23.

Catamos, en primer lugar un blanco, el verdejo-sauvignon blanc. Un vino realmente muy original, tiene una nariz no tan cuadriculada como los monovarietales de verdejo a los que estamos acostumbrados y en boca deja un claro recuerdo a fruta blanca. Deja una sensación perlada en el borde de la lengua y la presencia del verdejo es clara y agradable, pero no nubla las propiedades de la otra variedad.

Se agradece un blanco original en cata y fácil de beber.El tinto, Finca Constancia, tiene como bandera aunar las seis variedades tintas de la bodega sumado a madera nueva ¿qué resultado tendrá esta atípica mezcla? Como aquel viejo disco de Leño: Más madera. Al principio, cerrado, sólo olía a madera. Parece que abriéndolo un poco está la solución.. bueno, de las seis variedades se aprecian dos: los rojos del tempranillo, más que negros y los pimientos (no asados, recién cortados) de la Sauvignon. Puede pintar bien, a ver como evoluciona.. de momento, como digo, fruto poco maduro. En boca viene el disgusto. Como si hubieran diluido serrín el las botellas, no se puede identificar que lo que estemos bebiendo se trate de zumo de uva (sí, no lo olvidemos, se trata de zumo de uva) y no de otro líquido diferente. La presencia de madera es tan exagerada y absurda que nos podemos olvidar del vino para el resto de la cata.

Para colmo, a los pocos minutos el único olor que queda son cafés y tostados, A lo que vamos: más madera.